He pasado bastante tiempo fuera, y a mi vuelta todo estaba diferente.
Lo primero que corrí a ver eran las gallinas. Ahí estaban, en su sitio,
deseando que les tirara algo de comer. El huerto, como es lógico, también
seguía donde lo dejé, pero entre una selva de hierbas que alcanzan más de medio
metro de altura. No se que pasó en mi ausencia, pero parece que ha pasado un
año.
Un grata sorpresa, como son estos tulipanes, embellecían el camino de
piedras que estoy haciendo. Por otra parte, las hortensias siguen en su
crecimiento, pero si llega a ser por ellas, pensaría que solo me fui dos días.
Algunas plantas han desaparecido, entre ellas el perejil y los guisantes
(aunque queda alguno como testigo de su existencia), casi seguro que
sucumbieron ante caracoles y babosas. Por otra parte, las patatas asomaban
preciosas, los ajos tiernos sanos y fuertes, al igual que puerros, lechugas y
cebollas. El problema con el que me he topado, hablando de puerros y ajos tiernos,
es no haberlos apocado. El apocarlos consiste en tapar ligeramente el tallo,
para que la planta blanquee, lo que convertirá en el caso de estos dos, la
parte verde en comestible. No he podido hacerlo en mes y pico, por lo que
comeré ajos tiernos y puerros con menos parte aprovechable.
Otra cosa que me ha dado bastante pena es los semilleros. Durante este
tiempo han quedado a la mano de dios, y dios no debe ser muy buen jardinero,
pues sólo asomaban unas cebollitas. El resto, entre los que había cacahuetes,
lechugas, tomates, pimientos, acelgas, espinacas, camomila, y no sé que más,
han pasado a la historia. Poco a poco me toca ahora replantar. Pero siendo
consciente de que el ciclo tarda en volver a arrancar. Ha sido un parón, una
pena de parón, pues ahora me comenzaban a funcionar las cosas en este nuevo
huerto, pero la economía capitalista manda, y no siempre hay opción.
Otra sorpresa han sido unos nuevos inquilinos. Unos me parecieron monos, y esperables,
los otros los recibí con más respeto. Se trata de ratones y ratas bajo mi
gallinero. Ahora mismo, no se en que libro era, recomendaba dejar un espacio
superior a los 20cm bajo el gallinero para que no anidaran estos animalillos.
Así hice, lo que pasa es que no conté que las gallinas van modificándolo todo a
su antojo, y esos 20cm fueron variando y creándoles un perfecto nido de amor.
He ido a comprar trampas. El primer día cogí solo para ratas, pensando que con
ello bastaría. No fue así, los ratones se llevan la comida de las trampas para
ratas sin hacer saltar el mecanismo, por lo que al final compré también para
ratones. Llevo cazadas una rata, dos ratones y una cola de ratón (la cual se
quedó en la trampa, escapando el animalillo). Espero que pronto decidan
marcharse.
Seguro que me olvido de algo, pero a términos generales esta ha sido mi
impresión. Pido disculpas por mi ausencia en el blog. Espero que todo vuelva a
funcionar como antes...
Hola, yo tambien tenía ratas y ratones aunque sin gallinas, he visto
ResponderEliminarque varios ejemplares grandes han aparecido muertos despues del
truco casero que te cuento: Mezclar harina (les encanta), pan y
cal en un sitio a su alcence, pon agua cerca y ellos solos se sui-
cidan, la cal ayudará logicamente.
Un saludo
Loli
Interesante remedio. Probaré lo que me dices y a ver que sucede. Muchas gracias por tu aportación, esos son el tipo de trucos que me gustan¡. Un saludo¡
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