sábado, 26 de abril de 2014

Apuntes sobre las gallinas: Algunas dudas del principiante


Gallina de Mos
Tener un huerto es una labor muy entretenida y saludable, es una labor muy de domingo. Aunque tengas que dedicarle un poco más de tiempo que sólo los domingos, suele ser un trabajo bastante relajado y placentero -lo que no quiere decir que a veces no te agobies, sobretodo cuando las plagas se te echan encima-. De ese trabajo, además de la satisfacción que produce por sí mismo, te llevas ricos alimentos que enriquecen tu dieta y tu paladar, ya que además de ser saludables suelen tener un sabor que no encuentras en el mejor de los supermercados. Pero para muchos, una vez que han tenido un huerto, crece dentro de ellos una semillita. La semilla de la naturaleza que siempre pide más. Puede que enseguida no estés conforme con el pequeño huerto y desees un huerto mayor. Una vez que lo tienes, puede que tu interior te pida más y las gallinas son ese paso a un mundo mayor: los animales de granja. Puede que no te lo hayas planteado nunca, o que siempre lo has deseado pero no te has atrevido hasta ahora y de pronto te ves con unas gallinas en casa. ¿Y qué hacer con ellas? ¿Como se cuidan? ¿Ponen huevos solas? ¿Necesitan gallo? Son muchas de las preguntas que puede que te estés haciendo...

lunes, 14 de abril de 2014

Una alegría y una decepción


Judías atacadas por el bicho
 Desde mi vuelta de Barcelona tengo muchas tareas pendientes en el huerto. Además de desherbar todos los bancales, que estaban llenos de ortigas y otras malas hierbas, me toca replantar y sembrar para no quedarme muy atrás. Algunas siembras se tenían que haber hecho ya, pero mi súbita salida hacia la Ciudad Condal me estropeó los planes de siembra. Ahora no queda otro remedio que hacerlo, aunque sea tarde.

 Este año me parece que no plantaré patatas. Pese a que un amigo me había cedido un pequeño terreno para ello, me temo que no lo voy a hacer. Una vez más el futuro es incierto, no sé si tendré que mudarme una vez más, por lo que no se me antoja nada limpiar una nueva tierra y acondicionarla. La primera vez, como sabréis, es un gran trabajo. Una vez ya está trabajada el esfuerzo es menor, pero no me veo con fuerzas de prepararlo todo para quizás tenerlo que abandonar.

lunes, 7 de abril de 2014

Ausencia prolongada y sus efectos


La selva que me encontré a mi vuelta
Una vez más el trabajo me ha obligado a ausentarme un mes entero y esta vez fue casi sin avisar. De un día para otro tuve que marchar camino a Barcelona, dejando todo lo que tenía a merced del tiempo. Las gallinas estuvieron bien cuidadas, pero el huerto ha sucumbido frente a las ortigas que vieron en este pequeño descanso una oportunidad.

Los guisantes que tan feliz plantaba en el mes anterior ni se dignaron por aparecer, cierto es que ya me pasó esto mismo la temporada pasada en la que también, por motivos de trabajo, tuve que dejarlos a su suerte. Un buen motivo puede ser las semillas que tengo, que ya cuentan con tres o cuatro temporadas. De vez en cuando toca renovarse y me parece que los guisantes me lo piden a gritos. En cuanto pueda me pasaré por la tienda agrícola para intentar renovar estos preciados productos, eso sí, temeroso de que ya sea demasiado tarde. Quizás sea mejor optar por judías, más apropiadas para temporadas más cálidas.
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