jueves, 19 de julio de 2012

Alcachofa floreciendo

Flor de la alcachofa
 La alcachofa ha sido para mí una grata sorpresa. Cuando cogí mi parcela por vez primera formaban una fila de pequeñas plantillas, modestas entre las malas hierbas, que no dudaban en intentar superarlas en altura e importancia. Poco a poco, tras desherbar el terreno, colocar el riego y sobre todo tras un buen abonado, comenzaron a crecer sin duda más que ninguna planta, hasta ser uno de los objetos que más miradas atraía de mi pequeño trozo de tierra, pero no daban alcachofas. Dada mi inexperiencia con este tipo de planta, supuse que algo había hecho mal, o incluso que al primer año no daban fruto, pero como tantas veces, me equivoqué.
 Las alcachofas empezaron a asomar, no sé cuántas habré sacado por planta, pero no menos de 3 o 4 seguro. Peeero, aparte de recogerlas y comerlas, se me ocurrió probar a dejar alguna a que floreciera.
Soy consciente que no es el método habitual de reproducción de la alcachofa, pero como quizás la crisis me obligue a cambiar de lugar de residencia, no he podido evitar la tentación de intentar guardarme unas semillas de esta interesante planta.

¿Cuál fue mi sorpresa? Pues aparte de lo bonito de la flor, con ese color violeta, me llamó la atención la cantidad de abejas que atrae. Cada vez que me paseaba por la parcela había 4 o 5 abejas en la flor, cosa rara en mi huerto, que pese a tener flores a mí alrededor, las abejas brillan bastante por su ausencia. Supongo que el hecho de que no haya abejas cerca de una gran ciudad como es Barcelona no es extraño, por la contaminación principalmente y por la falta de recursos provenientes de la urbe. A lo cual debemos sumar la cantidad de insecticidas que deben emplear los campos que rodean nuestros huertos.

Por lo tanto, gracias a la alcachofa he conseguido atraer a mi huerto una buena cantidad de abejas dispuestas a polinizar mis hortalizas, entre otras el calabacín, el cual en ocasiones hay que echarle una mano. Quizás en un futuro no muy lejano pueda tener mi propio panel y producir mi propia miel, pero a día de hoy tendré que contentarme con atraer a las abejas con los reclamos más insospechados, para que se paseen y polinicen a su gusto. Es como prepararles un festín, solo que ellas también echan una mano.

Espero que las abejitas vuelvan, quizás para el año que viene les prepare otra suculenta flor...

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